Oda al poste de luz
Te miro a través de la ventana
Inmóvil gigante, silencioso
Tus huesos de cemento descubierto
Con brazos de madera siempre abiertos
No hablas, no gritas, no cantas
Centinela de mil noches en el tiempo
Por tu cuerpo pasan carreteras silenciosas
Billones de electrones en loca carrera te recorren
Siempre indiferente te yergues
Con tus músculos de acero y de cemento
Que se estiran agónicos hacia el cielo
en las noches oscuras del invierno.
Blanco como cal desvanecida
Inmóvil fantasma de las calles
De mi pueblo.
Solo el viento remece tus cabellos
Cuando arrecia la lluvia y espantan los truenos.
Miro las estrellas
Miro las estrellas y me hablan
Confiesan que de lejos te divisan
Miro las estrellas y me cantan
Canciones de amor al oído
Recorro el firmamento en mis alas
Asido a la dulzura de tus besos
Y al galope del lucero de la tarde
Alcanzar tus sentimientos, quiero
Miro las estrellas y me cuentan
Que te vistes de luna por las noches
Que en sabanas azules te recuestas
Y con el susurro del viento te despiertas
Convertirme en brisa pura yo quisiera
Como duende hurgar tus pensamientos
Y al caer la noche y sus estrellas
Coronar tu cuerpo con mis besos
Quisiera
Quisiera robarte un beso
guardarlo entre mis labios
disfrutarlo poco a poco hasta
embalsamarlo en mis recuerdos
quisiera tomar tus manos
sentir cada latido
ahogarme en la dulzura
de tu voz, dulce amor mío
quisiera respirar tus besos
devorar tu suave aliento
caminar por tu mirada
de tus ojos, mar inquieto